“- Mami, ¿Qué haces?- Pregunta Nachete asomándose al ordenador.
– Trabajo– Contesto monosilábicamente, ya que estoy completamente concentrada.
– ¿En qué? – Insiste, comienza el interrogatorio.
– Preparando las charlas que tengo que dar este mes– Le digo sin saber muy bien ni siquiera lo que le he contestado.
– Pero mami…. ¿tú en que trabajas? Es que el otro día me lo pregunto la profe y no me acordaba- Señala cogiéndome la cara para que le mire directamente a los ojos.
– Pues soy formadora en desarrollo personal, psicología positiva e inteligencia emocional…TOMA YA– Respondo con orgullo.
– Ja, ja, suena a importante… pero no he entendido ni una palabra.
En este momento tengo cara de emoticono sorpresa, ese que parece que se le van a salir los ojos, porque… ¿les pasara lo mismo a mis oyentes cuando me presento en las charlas?
Lo cierto es que este nuevo título profesional que me he sacado de la manga, me encanta. No solo me encanta como suena, sino que me encanta la finalidad que tiene.
Y es que en definitiva le podría haber dicho a mi hijo que me dedico a enseñar a las personas a ser más felices, que también mola un montón, o que me dedico a enseñar herramientas para desarrollarnos personalmente, o bien simplemente decirle que trabajo en lo que me gusta.
Y aunque a veces me agobie, fundamentalmente porque no se organizarme bien el tiempo, sé que me apasiona lo que hago porque a pesar de haber dicho “este domingo me voy a dedicar a no hacer nada, a descansar”, va y resulta que por la tarde me encuentro frente al ordenador haciendo cosas, simplemente, porque me aburría, y lo más entretenido que podía hacer es trabajar, o mejor dicho, disfrutar.
Y como os digo, lo peor es la organización de mi tiempo, creo que voy a tener que indagar sobre la gestión del tiempo y optimización de recursos, porque o bien no tengo nada que preparar, me bloqueo y no sé por dónde tirar, o bien trabajo cuando todo se me ha echado encima, con el tiempo pisándome los talones. Tal vez sea que trabajo mejor bajo presión.
Y la verdad es que si me lo planteo, entre ser madre, ser esposa, el trabajo del hogar familiar, trabajar para otros, trabajar en lo que me gusta, las formaciones, la actividad física, los amigos, la casa, ¡¡¡ ufff !!! paro que ya me empiezo a agobiar.
Tiempo, tiempo la verdad no es que me sobre, y lo cierto es que paso de sentir que lo único que hago es perder el tiempo en tonterías a sentir que no puedo con mi cansancio provocado por levantarme a las 4 de la mañana para preparar y estudiar.
Y me pongo a investigar y llego a “Los diez errores comunes en la gestión del tiempo”:
- No mantener una lista de tareas pendientes– Y no solo esto, sino que además tenerla hecha por prioridades. Esta sí que no, yo soy “Mari Listas”, hago listas de todo, incluso hago listas de lo que ya he hecho solo para darme el gustazo de tachar como “realizado”. Eso si, tal vez no soy muy consciente del tema prioridades, aquí me suelo perder, porque hay días en las que todo me parece prioritario.
- No tener metas personales– Eso sí que no, por ahí no paso, yo tengo clarísimo cuales son mis metas, se perfectamente donde quiero ir. Bueno… tal vez tendría que cuantificar esas metas, porque claro globalmente se lo que quiero, pero tal vez si lo cuantifico “Dar 6 talleres este mes” a lo mejor así consigo esmerarme en esa parte que peor llevo, porque me pierdo…
- No establecer prioridades– Menos mal que me dicen que “es esencial aprender a priorizar las tareas con eficacia para administrar mejor el tiempo”.¡Toma!, eso ya lo sé, pero es que como ya he dicho todo me parece urgente e importante. Aquí sí que tengo que profundizar.
- No saber dominar las distracciones- Bueno, en este punto dejo completamente de gestionar eficazmente mi tiempo. Paso de realizar una actividad a otra, de escribir un correo a poner una lavadora, a preparar una charla, a preguntar la lección a mi hijo. Para poder dominar mis distracciones tendría que encerrarme en 3 metros cuadrados para realizar la tarea en cuestión. Así que, por lo visto, lo primero que tengo que hacer es identificar mis distracciones y aprender a gestionarlas de forma efectiva, o sea, que me tengo que ir de mi casa si quiero dedicarme eficazmente a seguir lanzando mi proyecto.
- Dilación o procrastinación– Es decir posponer las tareas que debo hacer, y es que en ocasiones me pasa, siento como cierto temor al empezar que a veces me paraliza, pero la verdad es que creo que en este punto voy mejorando.
- Querer hacer demasiadas cosas– Cualquier madre trabajadora se sentirá totalmente identificada en este punto, yo la primera. La mayoría de las veces prefiero hacer determinadas tareas porque sino, no se hacen como yo quiero. Maldito ego que me juega malas pasadas. Y es que es necesario saber delegar, no solo por mí, sino también por mis hijos, a los que les tengo que dar su responsabilidad y su libertad.
- Necesidad de estar siempre ocupada– Bueno, tanto como una necesidad…, yo lo concibo más como una obligación derivada de la creencia de que si pierdo el tiempo no soy valida. Pero de esto voy aprendiendo, y me permito pasar una tarde viendo una serie detrás de otra, sin llegar a tener remordimiento por ser mala madre o ser egoísta.
- Multitaréa– Anda que, yo que en mis talleres no paro de hablar de que nuestro cerebro está diseñado para hacer una sola cosa a la vez, que se ha demostrado que se reduce productividad y eficacia, que alarga el tiempo de ejecución en las tareas, y va y me descubro hablando por teléfono mientras escribo en el ordenador. Pues sí, señoras y señores, diariamente tengo que recordarme que debo vivir el momento presente, el aquí y el ahora, y realizar una cosa detrás de otra.
- No descansar– Bueno, aunque yo llevo unos horarios un poco extraños en ocasiones, creo que duermo las horas suficientes, creo que paro unos minutos a mediodía para coger fuerzas y afrontar la tarde con energía, así que este punto lo voy a dar por anulado para mí. Si bien hay que tener en cuenta que el descanso permite pensar de forma creativa y trabajar con eficacia.
- Programar las tareas de forma ineficaz– Obvio, si no gestiono bien mi tiempo es porque no me organizo de forma eficaz. Y es que creo que, si dejo a parte todo lo que me distrae, la verdad es que muchas veces me cuesta determinar que es lo mas importante.
Así que, tras mi investigación sobre la gestión del tiempo, y haber reflexionado sobre mis hábitos, he decidido empezar a ponerme pequeños objetivos diarios, de tal forma que consiga dejar atrás todo aquello que me roba tiempo y pueda implementar aquellos otros que me regalen más minutos al día, pese a que por mas que quiera una hora siempre tendrá 60 minutos.