“- Mama tú de mayor ¿qué querías ser?- Me pregunta Nacho volviendo del cole.
– Yo periodista– Contesto un poco melancólica.
– ¿Y qué estudiaste?- Me responde.
– Derecho, hijo– Le digo como si fuera un adulto.
– ¿Y eso que es?- Me pregunta todo extrañado.
– Estudie para ser abogado o juez– Le contesto simplificando el tema.
– Ah– dice pensativo…
– Sergio, Sergio mamá de mayor quería ser “piedrodista”– Le dice a su hermano.
Y nunca mejor dicho, “piedrodista”, porque con la que está cayendo, no se sabe muy bien quien informa de la verdad, o quien pone piedras en el camino.
Y no, no voy a hablar de política, de quien tiene la razón o quien está en su derecho, solo quiero hablar de ser humano. He visto en las redes sociales como gente ha eliminado de su perfil a otros que opinaban distinto que él, como se indignaban y pedían que no se extrañaran si los habían eliminado de su lista de amigos, y yo en esos momentos me pregunto si se está eliminando a la persona por sus ideas políticas, o a la persona por sus valores.
En el pueblo donde veraneamos, en las fiestas hay toros, mis hijos me piden en ocasiones ir a verlos, y yo siempre les contesto que somos una familia antitaurina, en seguida salta mi marido, que no, y no es que le gusten especialmente los toros, pero ver de vez en cuando “la entrada”, pues no le disgusta, y en estos momentos pienso…..lo elimino de mi perfil de Facebook, de mi vida…
No hablo solo de tolerancia, sino de ver a la persona más allá de sus ideas, más allá de su capacidad para hablar de un tema del que estoy segura que conoce un porcentaje no muy elevado, estoy hablando de valores, de pensar en las personas como realmente son, seres únicos. ¿Tener una u otra ideología me define como mala persona?.
Y tal vez esté echando piedras sobre mi propio tejado, pero me niego a dejar de ser amigo de aquellas personas que piensen distinto a mí porque si sigo esta regla, me voy quedar sin amigos, ya que elimino a los que tengan distintas ideas políticas que yo, a los que no creen en las terapias alternativas ( a las que yo llamaría más bien terapias complementarias), a los que tengan creencias religiosas distintas, a los que prefieren el running en vez del yoga, a los que no les gusten las películas de Walt Disney, y un sinfín de cosas.
Me gustaría más que eliminar poder añadir a todos aquellos que son comprensivos, a todos aquellos que son tolerantes, a todos aquellos que no quieren imponer su verdad por encima de la de otros, aquellos que respetan, porque sí, hay actos que no están bien, y que no se pueden justificar, pero el que opina sobre ellos, no los ha realizado, y desde mi punto de vista, está hablando desde su conocimiento, desde su verdad, de ahí la palabra “piedrodista”, nos tropezamos con esas piedras en el camino, que no nos dejan ver la esencia de las personas.
Así que una semana más me hago un propósito, y os reto a vosotros también. Me propongo mirar adentro de las personas que forman parte de mi vida, ver aquello que me hizo abrirles la puerta de mi corazón en mayor o menor grado, porque solo pueden ser cosas buenas inherentes a ellas, las que me hicieron enamorarme, ser amiga, compañera o simplemente conocida, en definitiva me propongo ver con la mirada de un niño……esa sí que vale.