“- Pasa la pelota, Nacho– Dice Sergio todo concentrado en el pasillo de casa.
– Toma remata y goool– Grita Nacho muerto de risa.
– Yo en la cocina, les oigo reíry jugar al fútbol con la pelota de goma, la única que pueden utilizar dentro de casa.
– Venga Nacho, pura “chorra”-Contesta Sergio- Vuelve a tirar.
– Toma, toma, cañito- Ríe Nacho– Ehhh te he “troleado” uohhhh– Grita Nacho corriendo por el pasillo.
– Eso es una “chetada”- Le responde Sergio.
– Toma yaaaa– Vuelve a gritar Nacho- Te acabo de hacer “un casper”.
Ahí es donde me asomo al pasillo y les digo a los dos:
– Perdonar, pero en qué idioma estáis hablando, es algún idioma secreto, porque no os entiendo nada– Les digo entre intrigada y asombrada.
– Pues en que idioma va a ser- Me dice Nacho– En español mamá, en español.”
¿En qué momento han cambiado mi idioma y yo no me he enterado?
Ahora va y resulta que no solo me hago mayor físicamente, sino que según Internet me he hecho lingüísticamente vieja, y es que va a resultar que en breve voy a necesitar un diccionario para poder entender a mis hijos, esos que hace dos días no entendía, pero por hablar con su lengua de trapo porque eran unos bebes, y me decían “fofografo” por fotógrafo o “fascicos” por prismáticos.
Y es que ahora me dicen “next”, para decirme que pasan de algo, o utilizan “lol” cuando algo les hace mucha gracia.
Y ¿soy la única que me siento de otro mundo? Porque para más inri, como yo le diga alguna palabra de esas que tengo que buscar el significado en Internet para poder usarla con corrección, me miran como si fuera entonces yo la que les hablo en otro idioma, y no en el suyo propio. Entonces ¿Qué hago? Me sumo a su forma de hablar o bien no me entero de nada, y sigo mirándoles con el emoticono de sorpresa plasmado en la cara. Y esto, aunque parezca una tontería, es otro indicativo de su paso hacia la temible adolescencia. Y me vuelvo a preguntar ¿en qué academia de idioma se aprende este lenguaje? Porque por su puesto no creo que lo hayan aprendido de ningún libro, es algo que manejan entre ellos, a la velocidad del rayo, entre la complicación y lo macarra.
Quiero entender que es algo que les diferencia de los adultos, por eso me miran raro, si yo utilizo una de sus palabras, es algo que les destaca, les da la ilusión de creerse originales. Y claro dentro de poco vendrá la forma de vestir, porque en eso aún tengo autoridad, pero que pasará cuando quieran ponerse el pantalón por debajo del culo, o una gorra en sentido inverso (por favor Universo no me hagas pasar por eso) Y no os quiero ni contar como empiecen con tema piercings o tatuajes, porque claro, ahora lo que está de moda es el pelo de Ronaldo o de Messi o de vete tú a saber que futbolista
Y si, es inevitable, pero los años pasan, y yo no solo tengo que buscar otras formas de comunicarme con mis hijos, sino también otra forma de entenderles, otra forma de escucharles, en definitiva soy yo la que me tengo que adaptar a esta nueva etapa, se trata una vez más de aclimatarme a los cambios, eso que últimamente me está pasando con frecuencia, de confiar que todo sigue su curso tal y como está predeterminado, y de confiar en que no es más que una etapa pasajera en su vida y en la mía, que tiene un principio y que tendrá un fin, y sobre todo se trata de disfrutar en el camino.