Hoy es un día especial, de ahí que adelante el día de publicación, y también que comience de forma distinta. Hoy es 26 de Enero, y para muchos es un día más, para mí, NO, hoy mi madre cumpliría 83 años, por eso hoy es un día de homenaje. Hace un año que nos dejó, y curiosamente yo la siento más cerca que en vida. Ciertamente no es que tuviera una relación muy estrecha con ella. De pequeña, la añoraba, de adolescente, competía con ella, de adulta aprendí a manejar nuestra relación, y ahora tras su partida he aprendido a quererla tal y como fue, a respetarla por ser como fue, y a honrarla por darme lo más sagrado que tengo, la vida.
Y es que, para mí, hasta morirse lo hizo bien, coño (y perdonar la expresión). Mi madre ingreso con una simple neumonía en el hospital, y estuvo un mes hasta que se apagó, Y en ese mes tuve la gran suerte de poder estar con ella a solas un ratito cada día, de poder hablar de ella, de mí, de nuestra relación. Durante ese mes, que solo me permitían estar 30 minutos, pude decirle todo lo que la quería, todo lo que añoraba, todo lo que le perdonaba. Y también pude pedirle perdón por todo lo que le hice sufrir……..De verdad después de esos momentos tan duros, solo recuerdo una inmensa felicidad de estar con ella.
Porque mi madre fue una gran mujer, una gran esposa y sobre todo una gran madre. Siempre hizo lo que creía que era mejor para nosotros, y muchas veces se equivocó, pero a ella tampoco le dieron un manual de instrucciones de como criar a cinco hijos tan distintos entre ellos. Con el tiempo he aprendido a ver que ella también, tuvo sus carencias, que tuvo que luchar en numerosas ocasiones por su familia, que siempre se desvivió por el que más lo necesitaba, y sobre todo que nos quería hiciésemos lo que hiciésemos.
Y ahora, me escucho diciéndole a mis hijos, sus frases de madre, y sonrío y les cuento como “la lita” que es como la llamaban, me decía a mi todas esas cosas, y lo mucho que me molestaban, pero también les explico que aunque no lo entendiera en ese momento, igual que ellos no me entienden, todo lo decía y lo hacía por amor a sus hijos.
Y solo me cabe hacerme una pregunta ¿Qué hubiera sido de nosotras, si hubiéramos tenido esas últimas conversaciones, más bien monólogos, hace muchos años? Y en el aire se va a quedar la pregunta, sin respuesta, porque ella ya no está, y yo no me atreví.
Y no quiero caer en tópicos, pero os propongo que llaméis a vuestra madre simplemente para decirle que la queréis, porque ellas también se hacen mayores, como nosotros, aunque los hijos tendemos a pensar que siempre estarán a nuestro lado, llamarla, ahora, en este mismo momento, no lo dejéis para más tarde……………….el tiempo se nos escapa de las manos.
Te quiero mama, gracias por haber sido mi madre, gracias por enseñarme a superar mis miedos, mis derrotas, gracias porque sin ti no estaría ahora aquí, gracias por tus sacrificios, tus noches en vela, por tus abrazos, gracias por los momentos malos, porque me han traído al camino en el que estoy, gracias por ser TU, Ana, Ana María, Ana Mari…. GRACIAS.