Tres minutos más tarde…………
Y es que una imagen vale más que mil palabras, y para Nachete, que no tenía sueño, el suelo no debía estar muy duro.
El otro día leí un artículo que se titulaba “Acostar temprano a los niños mejora la salud mental de los padres, lo confirma la ciencia”. Toma ya, pues claro que mejora la salud mental de los padres, porque a esas horas de la noche, ya sean las nueve, las diez o las once, nuestro cuerpo y nuestra mente no están para tonterías, y lo único que necesitamos es ponernos en modo OFF, lo que yo denomino “mantenerme en estado de “encefalograma plano”.
Y es que ser padres es maravilloso, pero también es agotador, y ahora, el hecho de que cuando los niños duermen, los padres tengamos un tiempo para descansar y relajarnos se ha convertido en un lujo, cuando la realidad es que es una necesidad, y hablando claro, ya ni te cuento si quieres mantener algún tipo de encuentro erótico-festivo con tu pareja, es entonces cuando acabas tu dormido antes que tus hijos, dejándolo para mañana, día en el que se repite la historia.
La noche debería ser el momento en el que las parejas se vuelvan a encontrar, se cuenten que tal el día y compartan un tiempo juntos viendo una serie, leyendo o acurrucados dándose “abracitos”. Y me podéis llamar romántica y hasta ñoña, pero echo de menos esos momentos de silencio al lado de mi pareja, en el que nos rozábamos con el pie mientras veíamos tranquilamente una película, porque ahora siempre tengo a uno u otro encima mío, o bien escucho sus risas o sus peleas de fondo mientras intento ver una serie de… “encefalograma plano”.
Pues sí, hay un antes y un después al hecho de ser padres, porque lo cierto es que la vida de pareja ya nunca será la misma, porque las prioridades se modifican drásticamente, y lo que pretendemos en ocasiones, es que conforme vayan creciendo los hijos, volvamos a ser los de antes, recuperemos nuestro tiempo y lo manejemos a nuestro antojo y según nuestras preferencias. Pero la realidad, es que, si bien sí ganemos autonomía e independencia, el hecho es que también han pasado los años por nosotros, y posiblemente, también hayan cambiado nuestras preferencias y nuestros gustos. Así que a veces lo que añoramos es una ilusión, algo que solo se encuentra en nuestra imaginación, una situación idílica, sin darnos cuenta que la realidad es otra, ni mejor ni peor, pero si distinta.
Así que sí, acostar a mis hijos temprano mejora mi salud mental, porque es el momento en el que puedo volver a tener un trocito de aquello que tuve cuando era joven, y me reconforta tener ese tiempo para NO HACER NADA, porque he aprendido a no sentirme culpable por querer tener tiempo para mí, tiempo para estar con mi pareja, con mis amigos, con mis cosas, en definitiva tiempo para estar sin mis hijos.