“- Cumpleaaañoooosss feliz– Canta Nachete a “grito pelao “.
– Cumpleaaaañooossss feliz- Sigue Sergiete más tímidamente.
– Gracias, gracias, un añito más- Les digo abrazándolos.
– ¿Cuantos cumples mami?-Pregunta Nachete sin bajar el tono de voz.
– Uyyyyyy muchos,mamá es ya una abuelita- Contesto a media voz.
– Ala siii, no lo flipes mami, para ser abuelita aún te queda mucho tiempo, tú no tienes canas- Me dice Nachete mirándome con cara de sabelotodo.
– Ayyyy cariño…si yo te contara”.
Y es que esta semana ha sido mi cumpleaños.
¿Qué cuantos cumplo? Veintisiempre.
Pero la realidad es que esta es la fórmula: Veintisiempre + Veintisiempre = Cuarentaytantos.
Pero este año, a pesar de que el número resuena en mi cabeza, me siento especialmente contenta, no solo por la cantidad de gente que me ha felicitado (es lo que tiene pertenecer a una tribu), sino porque noto como conforme van pasando los años mi edad mental concuerda menos con esa cifra auto impuesta por el año en el que nací. Y eso, hoy por hoy me causa gran satisfacción.
Aún me gusta subirme a las montañas rusas, cuanto más altas y con más giros mejor, saltar en camas elásticas, tirarme por los toboganes y rodar cual croqueta cuando llego al agua.
Me gusta probar el patinete de mis hijos, aunque acabe en el suelo, subir al Hover board y atreverme a soltarme de la mano de mi hijo Sergio, y hacer carreras en bici, poniendo en peligro mi integridad física.
Me encantan las películas de Disney, y también los X-Men, los Vengadores y los Cuatro Fantásticos.
Me apasiona ir de concierto, aunque en alguno que otro podría ser la madre de todos los presentes, bien sabe quién me conoce que tengo un cantante al que sigo cuál fan adolescente histérica.
Si, este año la cifra ha resonado en mi cabeza como si quisiera aplastarme, pero esta vez no me ha atrapado sino que me ha hecho darme cuenta de lo joven que me siento, porque una vez más puedo asegurar que todo es una cuestión de actitud, y aunque esta idea tan básica y tan cierta, tan escuchada en este último año y que tanto me cuesta aplicar en determinados momentos .
er, conforme la gente me preguntaba cuántos años cumplía, y escuchaba las típicas bromitas de la edad, más cuenta me daba de que mi actitud ante la vida es de veintisiempre.
¿Qué cuantos cumplo?
Cuarenta y siete, señoras y señores, cuarenta y siete.