“- Mama, si seguimos oyendo esta canción voy a acabar traumatizado– Me dice yendo en coche con la radio puesta a toda pastilla.
– Uy, y porque cariño– Respondo yo con curiosidad.
Para vuestra información la canción no es otra que la de Jennifer López, que tan de moda esta ahora, que se llama “Cuando hacemos el amor”.
https://www.youtube.com/watch?v=9t9u_yPEidY
– Con tanto hacemos el amor, sudor desenfrenado y cuerpos desnudos………qué asco-Me dice poniendo mucho énfasis en la palabra asco.
– Bueno amor, siempre será mejor hacer el amor que no la guerra- Le replico zanjando la cuestión, ya que hoy no estoy muy inspirada para tener conversaciones de contenido sexual.”
De como una también tiene derecho a zanjar conversaciones, dar media vuelta y salir de a habitación sin dar explicaciones.
Hoy escribo con retraso. Lo cierto es que esta semana tenía otro tema preparado, pero después de asistir este fin de semana al seminario correspondiente al Master de Desarrollo Personal y Liderazgo que estoy cursando, he cambiado de idea y he decidido hablar de ello.
¿Y por qué? Pues fijaros en este dato curioso, llevo unos 12 seminarios, cada uno de un tema distinto, habitualmente a mis amistades más cercanas, les suelo decir con antelación cual es la temática del fin de semana, y nunca salvo este fin de semana, nada más terminarlo he recibido tantas preguntas como en este. Curioso ¿No?.
Claro que la temática…………creo que nos interesa al 100% de los mortales, y desde el corazón también os digo que otro gallo cantaría si nos interesaran tanto otro tipo de temas.
Sexualidad y Tantra, ese ha sido el tema en cuestión
Toma ya. Pero también os tengo que decir, que después de haberlo realizado, lo que más me ha sorprendido no es la cantidad de preguntas, ni el tipo de ellas, sino que todo el mundo quería que le transmitiera lo que había aprendido para poder aplicarlo en sus relaciones.Y lo peor de todo, es que es de los más difíciles de explicar, y no por la temática en sí, sino porque lo que he experimentado poco tiene que ver con el sexo, tal y como yo lo conocía.
No quiero hablar de teoría, basta con escribir la palabra Tantra en Google, para saber su significado. Me gustaría hablaros más de sentimientos, de intimidad, esa que alcanzas con el ser al que amas, y que se pone de manifiesto en el acto sexual. Pero no me refiero a una intimidad de dos cuerpos desnudos, sino a la intimidad del ser, porque os prometo que sin llegar en ningún momento a quitarnos ni una prenda de ropa, este fin de semana he sentido esa intimidad, y que, al haber sido tan profunda, me ha llevado a sentirme vulnerable.
Y aquí aterrizada ya en la tranquilidad de mi hogar, y conversando con mi marido, me pregunto porque damos tan poca importancia a esa intimidad que se genera al principio con el sexo, pero, sobre todo, porque con los años, el estrés, el día a día, los hijos, dejamos que se convierta en un acto más, como el comer, el beber, o el ver mi serie favorita. Sin darnos cuenta hemos dejado que se convierta en un acto inconsciente, impulsivo, en una rutina sin más objetivos que alcanzar el orgasmo, tal y como nos enseña la cultura de la hiper velocidad en la que vivimos inmersos. Dejamos de escuchar a nuestra pareja, pero también dejamos de escuchar nuestro propio cuerpo, y sobre todo dejamos de darle importancia a algo tan sagrado como es esa intimidad, que lleva a la vulnerabilidad de mostrarme tal y como soy.
Así que os propongo que reflexionéis un poquito como ponéis en práctica este “amor inconsciente” porque el propósito es convertirlo en un “amor consciente”, dejando de lado la mecanicidad y la rutina, para convertirlo en un acto de amor que nos lleve a sentir al máximo cada caricia, a sentir la máxima intensidad dando todo por amor y pidiendo lo que necesito por respeto. Y NO, ya os anticipo que no es tarea fácil, pero si estamos dispuestos a crecer como personas, y llevar a cabo rutinas que nos ayuden a ello, ¿Por qué vamos a dejar de lado el sexo?