“- Mamá, ¿En qué piensas cuando meditas? – Me pregunta Sergio.
– Pues en nada mi amor-Le respondo– Intento no pensar en nada.
– Vaya rollazo-Me dice sentenciando la conversación.
– Pues a mama le gusta– Interviene Nacho.
– Si, también le gusta limpiar y es otro rollazo– Le replica Sergio.
– ¿Perdonaaaaa?-intervengo yo indignada, saliéndoseme los ojos de las orbitas- ¿Quién te ha dicho a ti que me gusta limpiar?.
– No me lo ha dicho nadie, lo veo yo con estos ojitos– Noto el rin tintín en su voz. Porque sí, mi hijo Sergio, ya empieza a utilizar “tonitos” de voz en sus conversaciones.
– Pues estas muy equivocado, Sergiete, precisamente limpiar no es que me apasione, pero lo que sí que no me gusta es vivir rodeada de mier… bueno, ya sabes lo que quiero decir– Ahora soy yo la que sentencio la conversación.
– Mami, ahora cuando lleguemos a casa, meditas un poco y te tranquilizas– Responde Nacho en tono conciliador.”
¿ Dónde está ahora el emoticono de que me cambien a estos hijos que ya no los soporto más?
He creado a unos monstruos, a ver si va a resultar ahora que tanto Master y tanto curso, a los ojos de mis hijos, solo sirve para que yo me tranquilice. ¿Se nota la indignación en mis palabras? Y conforme vuelvo a releer la conversación me entra la risa, ¿No dicen que la mejor educación que se les puede dar a los hijos es con el ejemplo? Pues entonces espero que de mayores sean adultos muyyyyy tranquilos.
Y va y ahora para complicarme un poco más la vida voy a complementar mi formación con otro cursito: “Instructor en técnicas de Mindfulness, relajación e inteligencia emocional”. Toma ya, sonar, suena bien, no me digáis que no.
Y es que el estrés del día a día nos lleva a la urgencia de tener que lidiar con él, y ya no solo nosotros, los adultos, sino que ahora, hasta los niños viven estresados.
Sin existir una sola palabra que traduzca el termino Mindfulness, viene a significar “atención plena”, “presencia mental”. No podríamos vivir sin la capacidad de estar en el presente, esta capacidad es la que nos permite recordar a dónde estamos yendo mientras caminamos, aun cuando durante el trayecto nos hayamos perdido en miles de pensamientos. Sin Mindfulness sería imposible poder observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo. Sin embargo, y aunque creemos tener control consciente de nuestra atención, lo que normalmente sucede es que estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro o bien, reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente: si lo que estoy experimentando me gusta, quiero que continúe o si lo que estoy experimentando me desagrada, quiero que desaparezca.
Este tipo de atención consciente, plena, nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida.
Así que con esta nueva formación quiero aprender a llevar una vida en la que ponga atención, en la que no me encuentre más preocupada por lo que ocurrió o por lo que ocurrirá, reaccionando de manera automática. Pretendo abrir la puerta a nuevas posibilidades, que me traen el aquí y el ahora, y vivir de manera más plena y completa.
Y si además puedo enseñar a otros a hacerlo también…….¿Qué más puedo pedir?.