“- Mamiiii, ¿ hoy no me cantas?- Me dice Nachete en la cama cuando intento despertarlo, aún con los ojos cerrados.
– Te doy besitos cariño, es que hoy no tengo muchas ganas, estoy un poquito tristona- Le digo comiéndomelo a besos.
– ¿Y por qué ?– Me dice abriendo los ojos, por lo visto he despertado su curiosidad.
– Pues si te digo la verdad mi amor… no lo sé- Respondo sin saber muy bien que decir.
– No te entiendo mami- Me dice contundentemente.
– ¿Que no entiendes cariño?– Ahora es a mí a quien le ha picado la curiosidad- ¿Qué este triste?.
– Noooo, eso sí que lo entiendo, lo que no entiendo es que no sepas porque.”
Ala, mi hijo me vuelve a traer a la realidad ¿Cómo puede ser que cuando vamos creciendo nos vayamos desconectando tanto de nuestras emociones?.
Lo cierto es q siempre nos han enseñado q existen emociones buenas o positivas como la alegría y emociones malas o negativas como la tristeza. Yo he aprendido que existen emociones funcionales que me ayudan a disfrutar del día a día y emociones disfuncionales, que me ayudan a saber qué es lo que tengo que mirar en mí para crecer como persona. Y aquí es donde me pongo a mirar esta tristeza, y como me dijo mi marido cuando se lo comenté ( porque otra cosa que he aprendido es a no avergonzarme por tener tristeza, rabia o miedo y a compartirlo) es que la sintiera. Y en este momento estoy sintiendo e intentando descubrir de donde viene y…. bingo!!!!! Se ha encendido la bombilla. Y descubro que esta tristeza viene de que no están funcionando mis proyectos como me gustaría, pero también empiezo a ver que si algo no funciona, no tiene sentido seguir haciéndolo, y habrá que buscar nuevos recursos para que funcione. Es ahí donde me he dado cuenta que lo importante es sentir….pero con el objetivo de aprender, de comprender y que si no me hubiera dejado sentir esta tristeza no hubiera encontrado su causa y por tanto no hubiera encontrado tampoco que es lo que tengo que hacer distinto para seguir con mi evolución.
Así que os propongo algo tan sencillo y tan complicado como sentir, sentir la alegría, el amor, el agradecimiento, pero también sentir la tristeza, la ira, la rabia, porque desde la aceptación y desde el no juzgarnos por sentir es cuando descubro nuevas oportunidades.