“-Mami ¿puedo dormir contigo?– Me dice Nachete mirándome con cara de cordero degollado.
-No Nachete, vete a tu cama que ya eres mayor– Respondo contundentemente para que me tome en serio, y es que en el fondo me encanta dormir con el.
-Venga mami, solo por esta noche– Suplica en tono lloriqueo.
-Que no Nachete, debes dormir en tu cama– Le explico deseando que no me lo vuelva a preguntar, empiezo a flaquear.
-Porfa mami, porfa, no vaya a ser que tenga pesadillas- Y ya se está metiendo en mi cama
-Ainsss, venga va, que siempre te sales con la tuya– Le digo resignada sabiendo que una vez más he perdido la batalla.
-Mami, aprovecha que cuando sea mayor no voy a querer dormir contigo– Sentencia dándome un beso y cerrando los ojos.”
Ala, ya se ha dormido y aquí me quedo yo con los ojos como platos pensando en mi futuro en la soledad de mi cama.
Y es que en mi casa se con quien me acuesto pero nunca con quien me levanto, ya que parece que juguemos al juego de las sillas pero con camas, me acuesto con mi marido y cuando abro los ojos, esta Sergio, me duermo, los vuelvo a abrir y ya no está Sergio sino Nacho,”¿estaré soñando?” pienso adormilada, me duermo, suena el despertador, y sorpresa…vuelve a estar mi marido. ¡Madre mía que movimiento,. A veces hasta tengo suerte y cuando me doy cuenta estoy durmiendo sola.
Y a veces, como me ocurre últimamente, no puedo dormir…me despierto y me desvelo. Es entonces cuando mi mente comienza a divagar en todo aquello que tengo pendiente, las cosas que me quedan por hacer, las cosas que he hecho y de las que no me siento del todo satisfecha, las cosas por las que no se ni por donde empezar.
Y no es que no pueda dormir y me ponga a pensar, es que me pongo a pensar y no puedo dormir.
Porque lo cierto es, que en esos momentos se agolpan en mi cabeza un montón de ideas, situaciones y hasta personas, de modo que hay veces que en mi cama estoy yo con mis hijos, mi marido, mi amiga a la que se me ha olvidado llamar, el pediatra al que le tengo que pedir cita, mi jefa que me ha pedido un trabajo el cual aún no he comenzado, el de la papelería al que le he encargado el material escolar y tengo que recoger…, claro que con tanta gente una no pueda dormir.
Y aparece el tan temido insomnio, y yo que soy una ” respiradora”, qué conozco técnicas de respiración para casi todo, gestionar el estrés, calmar la ansiedad, relajarse, conectarse con el cuerpo….y dormir ( Inhala por la nariz contando hasta 4, aguanta la respiración contando hasta 7, exhala vaciando todo el aire contando hasta 8 )cuando me embarco en la travesía de mis pensamientos, no soy capaz de parar, llegando al punto de pasarme en ocasiones unas cuantas horas despierta.
Lo cual me demuestra una vez más el poder que tienen mis pensamientos, la capacidad de modificar mi estado vital e incluso de dirigir mi vida. Y es una cuestión simplemente de querer parar, de no dejar de tener conciencia del momento presente, en el cual, ni puedo llamar a mi amiga, ni pedir cita al pediatra, ni empezar el trabajo de mi jefa, sino de ver como en ese momento lo único que puedo hacer, lo único que tengo que hacer es cerrar los ojos y… dormir.