“- Buenoooos díaaas que hay que levantarse– Les canto a mis hijos intentando despertarles.
– Buenooos díaaas que hayyy queee ir al coleee– Les sigo cantando un poquito más fuerte.
– Mamá, calla y déjanos dormir– Me grita Nacho de mal humor.
– Ohhhh – Digo haciendo como si llorara- Me ha gritado el tete– Respondo sollozando.
– Ven aquí mama que yo te consuelo- Me dice Sergio amorosamente.
– Ay ay ay– Sigo haciendo teatro- Con lo mal que me encuentro de la alergia.
– Ven mami– Me solloza Nacho, medio arrepentido.
– Ay ay ay-Sigo lloriqueando- Y encima me he dado un golpe en la cabeza, voy a morir– Digo sacando la lengua y haciéndome la muerta.
– Mami, mami, Nacho ha perdido la paciencia, el chichón se curara hoy o mañana, y simplemente te escuecen los ojos y no paras de estornudar, son solo mini causas de cómo te sientes, pero no te vas a morir- Dice Sergio autoritariamente.”
¿Qué emoticono existe para señalar a un hombrecito sabio?. Porque una vez más tengo a mis grandes maestros en casa, no sé porque me apunto a un Master.
Y es que últimamente no solo noto que Sergio se hace mayor por su forma de hablar, por su rebeldía y por su “mamá eres una pesada”, sino que escucho admirada en muchas ocasiones su forma de razonar las cosas. Y es verdad que cuando se pelea, le entra la vena egoísta, o me da una contestación fuera de lugar me vuelven a asaltar las dudas de si lo estaré haciendo bien, pero cuando le oigo razonar, incluso a veces de forma más madura que yo, vuelvo a sentirme orgullosa del trabajo que estoy haciendo.
El otro día le pregunté cuántos tipos de asuntos hay en la vida, y me contesto que millones…, es lo que todos diríamos, pero en realidad, solo hay tres tipos de asuntos: los míos, los tuyos, y los de, llamémosle Universo, es decir todo aquello que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier persona. Buena parte de nuestras tensiones diarias provienen de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos, así es como nos volvemos grandes consejeros, “deberías cuidar más de ti mism@”, “deberías ser más puntual”…
Y si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está viviendo la mía? “Claro mamá si me enfado con Nacho porque me molesta, mi asunto es el enfado, y el de Nacho………. ¿que es un pesado?”
Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en los míos y el resultado suele ser la tensión, la ansiedad y el miedo.
¿Sé lo que es adecuado para mí?, ese es mi único asunto, y la mayoría de veces, no lo sabemos, entonces ¿cómo sabemos lo que es adecuado para el otro? porque ese es su asunto. Si comprendemos los tres tipos de asuntos para ocuparnos de los nuestros propios, tal vez lleguemos a descubrir que en realidad la mayoría de las veces no hemos estado presentes, y que hemos pasado gran parte de nuestra vida viviendo mentalmente en los asuntos de otras personas.
Así que me propongo que, la próxima vez que sienta incomodidad, tristeza, miedo, ansiedad, preguntarme de quien es el asunto….“Claro mamá si tú te enfadas conmigo es tu asunto, y yo no me tengo porque sentir mal” “Claro hijo, claro, mi asunto es mi enfado, el tuyo…..restaurar lo que lo ha provocado”……NO VAYA A SER QUE SE LO TOME AL PIE DE LA LETRA.