“- Mami puedes preguntar en el grupo de clase que deberes hay de mates– Pregunta Nacho intentándolo una vez más.
– NO- Respondo sin más motivo.
– Mami puedes preguntar en el grupo de clase si mañana vamos con chándal– Pregunta Sergio un día cualquiera.
– NO– Respondo sin dar explicaciones…y no porque no las quiera dar, sino porque lo he explicado un millón de veces.
– Mami puedes preguntar en el grupo de clase cuando es el día de la fruta– Pregunta Nacho… a sabiendas de la contestación.
– NO- No hay nada más que decir.
– Mami, puedes preguntar en qué fecha se entrega la ficha de lectura– Pregunta Sergio… él mismo sabe que no va a conseguir la ansiada información.
– NO- No me canso de la contestación
– Jolines mami ¿para que estas en el grupo de clase?, ¿para mirar solo lo que dicen los demás?.”
De cómo mi hijo una vez más tiene toda la razón y me he convertido en una voyeur whatsappera.
Y es que cada día me pregunto porque estoy en los grupos de WhatsApp: el grupo de clase de mi hijo el mayor, el grupo de clase de mi hijo el pequeño, el grupo del futbol, del judo, el grupo de mi familia, el de mi familia política, las del trabajo, las amigas, la pandilla…
Y no solo eso, sino que ahora empiezo a estar metida en los subgrupos de los grupos, “las mejores de la clase”, “las más divertidas del futbol”, “las judocas”, “las mujeres de la familia”, “las cuñadas”…. Ósea que de cada grupo, nace un subgrupo, lo cual me reporta verdaderos quebraderos de cabeza, porque cuando surge una conversación grupal, alternativamente aparece otra subgrupal, comentando lo que se dice, quien lo dice, como se dice y para que se dice, lo cual hace que tenga que agudizar mis sentidos un 90% para no equivocarme y escribir lo que no toca en donde no toca.
Y es que si le preguntas al Sr. Google, ahora te da consejos para todo: “¿Cómo salir con dignidad de un grupo de WhatsApp?”, “Como evitar convertirte en el más odioso del grupo del WhatsApp?”, “Los mejores nombres para los grupos de WhatsApp”, “Trucos para salir de los grupos de WhatsApp y encima quedar bien”. Y es que el emoticono de sorpresa se queda corto cuando descubro en internet el inmenso mundo de los grupos de WhatsApp.
Y lo más sorprendente es que cuando comentas con la gente este tema, todo el mundo se queja de estos grupos, sobre todo de los de los referentes a los hijos, pero todos permanecemos en ellos. Y lo reconozco soy de la que más me quejo, que si fulanita solo hace que enviar fotos de gatitos, que si menganito comenta cada partido de la liga, que si los chistes de Jaimito son malísimos, hasta que si Pepita no dice nada en el grupo, cuando el tema es importante. Pero vamos a ver ¿Quién me he creído yo para juzgar así a los demás?.
Lo peor de todo es la dependencia que se me ha creado con todo este tema, y es que a pesar de mi queja referente al tema, no me suelo salir de ningún grupo, porque… ¿y si dicen algo importante en la clase de Sergio?, porque claro, con lo despistado que es, a ver si me pierdo la reunión. ¿Y si no me entero de cuando es el partido de futbol este fin de semana?, no vaya a ser que mi hijo lo entienda mal. ¿Y si mis amigas quedan y yo no me entero? Excusas, excusas excusas… Soy la reina de las excusas para no salirme de estos grupos y subgrupos, a la vez que soy la reina de las quejas, hasta tal punto que alguna vez me han tenido que parar para no decir alguna animalada en los susodichos.
Los sicólogos comienzan a decir que “si bien el uso de esta herramienta facilita el contacto directo con las personas, la espera de respuestas de manera casi automática genera estrés tanto para quien manda el mensaje, como para quien lo recibe”, es decir que dichos grupos pueden derivar en una carga excesiva y además potencian los deseos de control de algunas personas de modo que puede convertirse en una fuente de preocupación y agobio.
Y me reitero en que, a pesar de que en muchas ocasiones, lo único que me generan es ansiedad, malestar y enfado, soy incapaz de abandonarlos, por lo que empiezo a considerar que salirse de un grupo de WhatsApp es un acto de valentía, y eso sin meterme en lo que pensaran y comentaran de mi.
Así que, no os voy a mentir y voy a decir que me propongo salirme de estos grupos, subgrupos y mini grupos, porque no lo voy a hacer, pero sí que es cierto que me propongo ser más flexible con todos ellos, quejarme menos, porque es una decisión libre y voluntaria pertenecer a ellos, ser menos critica con las aportaciones de los demás e intentar que no afecten mi estado emocional.